lunes, 21 de junio de 2010

El pajarito

…Entonces empezamos a caminar sin dirigir una palabra, no caminábamos sobre calles pavimentadas, o circulábamos por una ciudad, estábamos en medio de un campo, de un bosque, y no podía ser posible que a menos de cuatro horas juntos ya no quisiéramos ni vernos, pero en el fondo yo sabia que solo era un disgustó, porque estábamos contentos por llegar a nuestra cabaña.

Por fin dijiste unas palabras, —voy a contarte un cuento— me dijiste— al principio no quería escuchar nada, pero tú con esa “maña” que tienes de convencerme, lograste atrapar mi atención. Es uno me los mejores que había escuchado y me sorprendió el escucharlo de ti, es por ese motivo que me atrevo a narrarlo. Sé que no lo voy hacer igual de cómo me lo contaste, pero cerraré los ojos e intentaré recordarte como lo vas narrando:

En un lugar donde la temperatura era muy fría como la que hace en el polo sur y el viento soplaba mas fuerte que el lobo que quería comerse a los tres cochinitos —por el viento que hacia—, un pajarito que se encontraba en un árbol, pretendía cambiarse a otro árbol, púes el viento golpeaba muy fuerte las ramas de aquel árbol y el pajarito tenia miedo de caer. —El pajarito— se armó de valor y decidió volar hacia otro árbol, pero el viento le impidió que pudiera volar y se lastimo una de sus alitas que provocó que cayera al suelo. Con el frió que hacia y una ala lesionada, el pajarito poco a poco fue perdiendo fuerzas y empezó a entumirse, de repente cuando pasó un burro por ahí y sin darse cuenta que se hace del baño encima del pajarito, pero como el excremento del burro estaba calientito, esto ayudo al pajarito para que se calentara su cuerpecito y así no muriera por el frió. Como el pajarito ya se sentía mejor y el viento ya no soplaba con tanta fuerza, el pajarito empezó a cantar y hacer ruido pidiendo ayuda para que pudiera salir del excremento del burro. Iba pasando un gato y al escuchar los ruidos del pajarito se acercó al excremento y empezó a excavar para sacar al pajarito, pero cuando el gato saco al pajarito… se lo comió.

Moraleja: No todos lo que te echan algo encima, se dan cuenta que es para ayudarte y tampoco creas tú que quieren perjudicarte, al igual que no todos lo que parecen ayudarte lo hacen, tal vez solo quieren comerte. Y si estas bien y calientito, no hagas ruido. Salte tú mismo de donde estés.

… y así fui como entendí que tu regaño era sin querer, y sin darte cuenta me estabas ayudando, y como nos sentíamos bien los dos juntos mejor no hiciéramos ruido, por que tal vez alguien podía oírnos y perjudicarnos…

1 comentario:

  1. iiaa que bonito, y buena moraleja, porque no siempre que nos echa mierda son nuestros enemigos y no todo quien no las quita son nuestros cuates, y como dicen "calladito nos vemos mas bonitos" jajajaja

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se dice que:

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