… sus noches eran tristes y tal vez románticas pues se batía en hermosos sueños que sabía que solo un milagro los volvería en realidad…
Era la hora de la cena y acompañada de su hermosa familia reunida, una vez que platicaban lo que en el día les ha pasado, terminaban la cena y todos se van a dormir, menos ella y su hermana, quien se acompañan viendo la televisión y se conectan en la Web. Quiero resaltar que a ella le encanta estar con su familia, conversar con sus padres y todo el dolor y tristeza que sentía ellos sin darse cuenta la han curado.
Después de estar en la computadora un rato, y sin que tenga pendiente el acomodar sus cosas o planchar su ropa, —las hermanas— se miran con esos ojitos de niñas traviesas y sale al patio trasero a fumar un cigarrillo, charlan un rato y se van a dormir. Ella se dispone a pasar a la otra parte del día que esperaba, LA NOCHE, antes de cerrar los ojos agradece a Dios por todo lo que en ese día le ha dado, y por estar con ella en ese momento y pese a todo. Mira la imagen de su Virgencita de Guadalupe y charla un rato con ella… pide y pide y pide y porque no decirlo “llora”… pero sabe que pronto la Virgen la escuchará y le dará lo que tanto pide, solo tiene que dejar de ser invisible y darle color a su vida.
Prende el radio viejo que tiene en su cabecera, porque no puede conciliar su sueño sin la música y con el acurruco de su llanto. Una vez que ha mojado la almohada y empiezan los suspiros es señal de que pronto quedará dormida…
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