lunes, 10 de mayo de 2010

Fue en mi infancia...

Hace unos días estaba pensando, como cambian las cosas cuando dejamos de ser niños, mi vida era fácil cuando era una niña, pero no por eso me arrepiento de lo que he vivido, quisiera jugar de nuevo esos juegos (perdón por la redundancia) en donde resolvíamos todo con nuestras frases de niños. Como quisiera tomar mis dediciones con un “zapatito blanco, zapatito azul, dime cuantos años tienes tú”, pero pues la realidad no es así, ahora las tomamos con mucho dolor, llanto, confusiones, preocupaciones, sin saber si hacemos lo correcto o no. Como me gustaría, poder detener las cosas que se complican con un “pidos, pidos, pidos”, pero ahora pedimos tiempo, suplicamos cosas, con un “no lo hagas, no te vayas, no me lastimes, dame tiempo”, y nadie nos escucha, sí así es, ya no detenemos las cosa con un “PIDOS”. Aún recuerdo cuando cometía mis errores y simplemente las remediaba con un “no cuenta, no vale, de nuevo… de nuevo”, como si las cosas pudieran hacerse de nuevo, sin que valga lo pasado. Antes el tener dinero, era poder comprarse un refresco o unas palomitas a la hora de la salida, ahora nos preocupamos siempre por el dinero, que no tenemos para comer, para estudiar, para vestir etc. Cuando era niña no me daba cuenta de cómo actuaban lo hombres, ahora es uno de mis sufrimiento por no poder entenderlos, púes —cuando era niña— me entretenía horas jugando a “las Barbies”, en donde “Quent” nunca engañaba a Barbie, y siempre le decía que la amaba, se casaban, tenían hijos y eran felices toda la vida, así, así jugaba yo. Una de las cosas que sin duda me halago, es ser una buena amiga, ser fiel, amistosa, siempre disponible para cuando me necesite, sin embargo no puedo ayudarlos siempre, pues en ocasiones quisiera gritar “salvación por mí y por todos mi amigos” y así salvarnos todos y que el juego empiece de nuevo. Recuerdo no haber tenido desilusiones, solo cuando fui elegida la última de mi equipo o cuando en un torneo me dejaron en la banca todo el partido, esas eran mis desilusiones. Cuando quería decirle a alguien que me caía mal, o sentía un rencor por él, le decía que olía a “huevo podrido”, ahora no puedo ni decirle cuanto le echo de menos. Mis competencias siempre eran para no llegara al último de una carrera por que “el último es tonto”, sin embargo las competencias son distintas, y sin que llegue yo al último, siempre he sido una tonta. Ahora quisiera jugar a los encantados contigo, y si no pudiera atraparte “quemaría todas las bases” para que no pudieras quedarte en ninguna de ellas. Ya no necesito jugar a las escondidas para no encontrarte, pues el “1, 2, 3, por ti”, ya no importa. Mi capa era el mantel de la mesa y mi corona, eran las flores del campo, me creía una princesa y que yo reinaba en todo el mundo, ahora solo pido reinar en tu corazón, o ser esclava de tu castillo.
Todas esas cosas me hacían feliz en mi infancia, y nunca imaginé que fuera tan distinto, que todo lo que aprendemos de chicos no vale en este mundo de adultos.

4 comentarios:

  1. Quizás el secreto está en dejar pasar las cosas, que siempre serán como tienen que ser, no decir nunca al otro "no hagas, no digas, no vayas", no pedir a nadie que cambie su ritmo ni sus ideas, adaptarse uno a los demás y no pretender que sean los demás los que se adapten a nosotros, no esperar demasiado, pero si dar demasiado, solo así será valioso lo obtenido.
    Si se nos necesita nos volcamos en lo que podamos, pero sin frustrarnos si no lo conseguimos, todo será como tenga que ser.
    Cuando siempre estás para los demás, de pronto un día cuando ya eres muy mayor y tu trayectoria está más que marcada, te encuentras que tu eres la que más has recibido que has sido reconocida y, créeme, es muy gratificante.
    Otro día te hablaré de los amores, que igual no son tan imprescindibles como creemos.
    El amor, el de verdad, el que cuenta, es ese que sirve lo mismo para hijos que para padres, para amigos que para amores, ese amor duradero, sin condiciones, ese es para siempre y nunca, nunca, debe de ser excluyente.
    Un beso desde el sureste español.

    ResponderEliminar
  2. Amor tranquilo, amor sereno, sin urgencias ni exigencias,exento de egoísmo: ese es el que dura para siempre, el que da libertad al otro porque quiere libertad para si mismo. Hazme caso, exclava nunca, ni en metáfora. Lo que no se quiere para uno, no se quiere para nadie.

    ResponderEliminar
  3. Gracias Coco, muchas Gracias, por es manera tan tuya de escribir del Amor... amor tranquilo, amor sereno...

    ResponderEliminar
  4. Un escrito que me estremeció porque me identifico totalmente con él.

    Nuestra infancia era un mundo de rosas, donde todo se solucionaba con sonrisas y, a lo sumo el tierno reto de los padres.

    Hoy día, todo es frialdad, desinterés.

    Creo que la clave está en mantener intacto al niño interno, alimentarlo con brisa fresca cada mañana, darle de comer esperanza, de bebida ilusiones y arroparlo por las noches con mucha ternura.

    Sin perder jamás de vista que la realidad es muy dolorosa, pero... siempre encontramos pares que conservan intacto y a buen resguardo su interor.

    Gracias por tu visita, por dejar tu huella en mi blog.

    Celebro el tuyo.

    Besos

    ResponderEliminar

se dice que:

LinkWithin

Related Posts with Thumbnails